Cuca Orero, cuarta generación de Viveros Orero, es licenciada en Biología, especialidad en botánica y Master en Citricultura. Con ella hacemos un repaso a la trayectoria, al presente y a los retos de futuro de esta empresa familiar, reconocida con la categoría de Productor Seleccionador desde 1984, y que ha cumplido 130 años de existencia.

130 años dedicados a la producción y venta de árboles frutales son muchos. ¿Cómo empezó todo, y qué ha cambiado en este tiempo?

Lo más curioso es que desde hace 130 años hasta la actualidad hemos cambiado en muchas cosas colaterales (variedades, especies producidas, ubicación, destinos de exportación…), pero la esencia de cómo se produce el arbolito, la mano de obra que ello implica o la trazabilidad que se ha puesto tan de moda es la misma de siempre.

Todo empezó en 1890 con mi bisabuelo Santiago Orero, en Segorbe (Castellón), y continuó con mi abuelo Domingo también en Segorbe, mi padre Juan que implantó un nuevo sistema de producción en los años 70 que llamamos injerto de primavera, para lo que se abrió el centro de producción en Villaverde del Río (Sevilla) y que nos permite servir una buena planta a raíz desnuda, habiéndola injertado en mayo. Acorta el tiempo de producción y permite estar más cerca de la realidad de cada campaña a la hora de injertar y programar las plantaciones a nuestros clientes. En la actualidad, mi hermano Juan y yo, que somos la cuarta generación, hemos trasladado a Villaverde del Río toda la producción dejando nuestras instalaciones en Segorbe solo para la campaña de venta de plantas.

¿Cuál es la filosofía de la empresa?

Intentamos que el productor, dentro de 15 o 20 años, cuando tenga que renovar la plantación, vuelva a comprar las plantas a nuestro vivero. Para ello le ayudamos en la elección de los patrones según sus condiciones de suelo, marco de plantación, polinizadores…

Sobre las variedades, actualmente ya viene cada agricultor con las ideas más claras. Nuestra filosofía se basa en dos palabras: confianza y … confianza.

¿Con qué especies y variedades de frutales están trabajando? ¿Ampliarán la oferta?

La especie que más trabajamos es el almendro, pero también somos fuertes en ciruelos japoneses. Siempre hemos sido un vivero de fruta de hueso (albaricoques, melocotones, nectarinas, paraguayos), aunque también producimos peral y manzano, o frutos menores como higueras, kakis o granados. Pero nuestra especialidad son los frutales de hueso, adaptados a zonas con pocas exigencias de horas frío.

Ampliar la oferta es uno de nuestros retos.

En el tema de la sanidad vegetal, ¿qué prioridades tienen?

Creo que se ha convertido en una obsesión, como nos pasa ahora con la Covid–19. Disponemos de un laboratorio en casa para detección de virus desde hace 35 años, y cuantos más análisis haces, y más sabes, te das cuenta que es un tema complejo. Preparamos nuestras plantas para poder ser exportadas a cualquier país del mundo, para lo cual nos exigimos un control de patógenos muy exhaustivo. Tenemos una parcela de 12 ha como campo de pies madres de donde se obtienen los patrones clonales de hueso y las yemas que usamos en la multiplicación del vivero. Este control del origen del material nos permite conocer la sanidad y la trazabilidad varietal imprescindible en este proceso de multiplicación tan exponencial que es un vivero. De un árbol puedes obtener de 1.000 a 5.000 árboles iguales, con los mismos genes y patógenos. Para ello, es imprescindible conocer bien el árbol inicial.

¿Cómo es la colaboración con los centros de investigación?

Las colaboraciones con centros y empresas de obtención son cada vez más intensas. Desde el INRA en Francia en los años 70 hasta las actuales licencias con PSB España, IPS Francia, Sunworld y IFG en California, CULDEVCO en Sudáfrica, etc. Esto nos permite ofrecer las últimas novedades mundiales en variedades.

¿Cuáles son los principales mercados donde están presentes?

Hay muchos países donde mandamos plantas, aunque cada año cambian, principalmente países de climas cálidos (norte de África, Oriente medio, Etiopía, Turquía…). También en Europa tenemos presencia en Italia, Francia, Grecia o Portugal. En la actualidad, estamos desarrollando nuestras ventas con grandes agricultores en el mercado español.

Este 2020 ha sido atípico por todo el tema del coronavirus, ¿en qué les ha influido?

Sobre todo en la poca movilidad, ya que no hay ferias nacionales ni internacionales. Tampoco hay congresos, jornadas, ni visitas a los clientes, centros de investigación, evaluación de variedades de los obtentores… esto es lo que más echo de menos, porque al salir es cuando encuentras cosas que no esperabas, que no tenías previstas y donde surgen en muchas ocasiones las nuevas oportunidades.

Isidre Font.

Publicado en Revista de Fruticultura nº77